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TEXTOS DE CONFERENCIAS

TEXTOS DE CONFERENCIAS: Problemas actuales en nuestro sur con integrantes de pueblos trasandinos, por Roberto E. Porcel (Academia Argentina de la Historia, 12/8/2015)

Texto de la disertación sobre los problemas actuales del sur argentino con integrantes de pueblos trasandinos, a cargo de Roberto E. Porcel en la Academia Argentina de la Historia el miércoles 12 de agosto de 2015.

Señores académicos:

Debido de las usurpaciones y ocupaciones de tierras públicas y privadas, originadas a partir de la última década el siglo pasado por los Mapuches (pueblos trasandinos), que pretenden ser reconocidos como si fueran una “nación”, con territorio y gobierno propio dentro de nuestras fronteras, han resultado seriamente afectadas por este absurdo movimiento indígena, principalmente las provincias de Neuquén, Rio Negro y Chubut.

Debemos aclarar que estos hechos continúan, y son producto del el ingreso de más de cien mil indígenas y/o mestizos que hoy se denominan mapuches, que entraron a nuestro país procedentes de Chile, mayoritariamente a partir de mediados del siglo XX (1950), continuando su migración hasta la fecha.

Este accionar ha sido facilitado por la inactividad de nuestras autoridades nacionales, provinciales, municipales, la Dirección de Parques Nacionales, y de la Gendarmería Nacional a partir de l990, fuerza esta última de formación militar, creada en 1938 durante la presidencia del Dr. Roberto Ortiz, precisamente para controlar nuestras fronteras y dar seguridad a los habitantes de las zonas fronterizas.

Todos vemos como actualmente la mayor parte de esa fuerza, lejos de cumplir su cometido, se destina a colaborar con la policía locales en la prevención del delito en las grandes ciudades. Esta no es su función. La formación de una fuerza de gendarmería, se reclamó desde el año 1930 y finalmente se creó, para reemplazar como policía militarizada a las fuerzas armadas no adiestradas para ello y a las policías locales, en el control de nuestras fronteras. Por eso dependía originalmente del ejercito.

Ahora bien, los “mapuches”, no tienen más derechos -tampoco menos-, que cualquier otro habitante de esas regiones. Ellos no integran el grupo de los “Pueblos Originarios” de nuestro país, que ampara el artículo 75, inciso 17 de nuestra constitución.

Pueblos Originarios, conforme las convenciones de la O.I.T N° 107 del año 1957 (Ley N° 14.932), 169 del año 1989 (Ley N° 24.071), y nuestra Ley Nacional 23.302 de 1985, son los formados por aquellos conjuntos de familias que se reconozcan como tales, por el hecho de descender de poblaciones que habitaban el “territorio nacional” en la época de la conquista y colonización española”, e indígenas o indios son los miembros de dichas comunidades. O sea la legislación nos remite al siglo XVI, cuando los mapuches no habían aun atravesado los Andes.

Por consiguiente, para conocer nuestros verdaderos Pueblos Originarios, o sea los pobladores de dichas provincias en esa época, debemos recurrir a las entradas efectuadas desde el sur del río Maule en Chile, a partir de la conquista y colonización de España. Las mismas comenzaron recién a partir del siglo XVII.

La primera, fue la del capitán Juan Fernández en 1620, relatada por su cronista Flores de León. Fernandez tenía orden de constatar que pueblos poblaban al este de la cordillera de los Andes. Encontró solamente Puelches y Poyas (Tehuelches Gennaken), totalmente distintos físicamente y en sus costumbres, a los Indígenas de Chile.

Le siguió Diego Ponce de León, que cruzó los Andes en 1649, para atrapar en Epulafquen los aborígenes descubiertos en su costado este, o sea a los Puelches y Poyas, para llevarlos a Chile y venderlos allí como esclavos.

Le siguieron las cacerías de estos aborígenes efectuadas por los hermanos Salazar, cuñados del gobernador de Chile (año 1652), con el mismo fin de apresarlos, llevarlos a Chile y esclavizarlos.

Surgió entonces la figura del padre el Padre Diego Rosales. Este jesuita se convirtió en el primer defensor de nuestros aborígenes originarios sureños. Con los que logro liberar gracias a su prédica y gestiones, cruzó los Andes en dirección al Este, a Traful, trayéndolos nuevamente a Neuquén, su tierra natal, el año 1653.

Posteriormente entró el padre Nicolás Mascardi S.J., que llegó al Nahuel Huapi, donde fundó la primer misión que llamó “Nuestra Señora de los Poyas del Nahuel Huapi”. Convivió con Poyas y Puelches durante cuatro años (1670/1674). Desde allí partió tres veces para recorrer la Patagonia llegando al lago Muster y al estrecho de Magallanes, buscando el inexistente país de los Cesares, para finalmente morir asesinado al realizar su cuarta expedición, por los mismos aborígenes que pretendió evangelizar y que anteriormente lo habían acompañado y guiado.

Le siguieron las entradas de los padres Felipe Van der Meeren, más conocido como padre Laguna S.J. (1703), y Guillelmo S.J. (1704), ambos jesuitas, que reconstruyeron la vieja misión del padre Mascardi del Nahuel Huapi, de Puelches y Poyas. Laguna fue envenenado por lo indios en 1707 y Guillelmo, que redescubrió el paso Vuriloche, también fue muerto por este motivo el 1716. Como el padre Francisco Elguea, que continuó la obra, también añadió su nombre a la lista de mar tires misioneros, los jesuitas desistieron de cruzar a Neuquén.

Pero quedo acreditado que los únicos pobladores Originarios al sur de los ríos Agrio y Neuquén en esa provincia, o sea los ocupantes del Este Andino, de la región de los Lagos Huechulauquen y Lacar, de Caleufú y del lago Nahuel Huapi (Actuales Parques Nacionales Lanin y Nahuel Huapi), fueron los Tehuelches Gennaken, de etnia Pampidos, denominados comúnmente Puelches o Pampas Serranos y Poyas o Teuesh.

Más al norte, en Neuquén, encaramados en la cordillera, en la región de Varvarco, el Río Agrio y Covunco, poblaban nuestros Pehuenches Boreales, de origen Huarpidos, cazadores y recolectores. Citaré como fuente de este informe al padre José de Zuñiga S.J., que procedente de Chile cruzó los Andes por el paso Malalco y convivió con ellos cuatro años en la zona del Lago Aluminé, en la misión que fundó de Rucachoroi a partir del año 1684.

Estos fueron nuestros únicos “Pueblos Originarios” de la actual provincia de Neuquén.

A su vez en Mendoza, desde el Río Diamantes al sur, hasta el Campanario, estaban los Pehuenches del Malal Hué (Malargüe), sucesores de los Puelches Algarroberos de los que muy poco sabemos. Estos Pehuenches, a mediados del siglo XVIII, se enfrentaron con los Boreales y los Huilliches chilenos, protagonizando la guerra Pehuenche, que permitió el ingreso de los después denominados Ranqueles.

Atacaron la ciudad de Mendoza y sus estancias hasta el año 1777, en que los venció el maestro de armas Francisco de Amigorena. Desde entonces fueron indios amigos, hasta que los exterminaron en 1825 los indios Huilliches (Pehuenches chilenos del Sur del río Tolten), que los atacaron sorpresivamente y mataron no solo a su cacique general y a todos los indios de lanza, sino también a sus chusmas (ancianos, mujeres y niños). Fue una enorme masacre.

Los Tehuelches habitaron además en toda nuestra Patagonia desde el siglo VI. Eran de etnia Pampidos, de alta estatura, robustos, esqueleto poderoso y dolicocéfalos. Tenían lengua propia. Eran cazadores y recolectores.

Muy distintos a los Araucanos de etnia Andidos, pobladores del Arauco en Chile, bajos (altura alrededor 1,60), sedentarios y braquicéfalos, de lengua mapu-dungu. Excelente guerreros hechos en las luchas con el Inca y los conquistadores, también muy fuertes y mucho más numerosos.

Los Aborígenes Trasandinos invasores de nuestro territorio, a partir de mediados del siglo XVIII y principalmente durante el siglo XIX, fueron los Huilliches (Pehuenches del sur del río Tolten); los Araucanos, pobladores del Arauco reconocidos por España por el convenio de Quillin del año 1641 (Costinos, Abajinos, Arribanos o Moluches y Vorogas), y los Picunches (aucas del norte del Río Bio-Bio).

Estos pueblos trasandinos recién entraron no para malonear, sino para poblar en nuestras tierras, en las últimas décadas del siglo XVIII, aprovechando la guerra Pehuenche, pero lo hicieron mayoritariamente en el XIX (durante y después de la llamada guerra a muerte en Chile), siglo en el que también fueron expulsados nuevamente a sus tierras tras la cordillera, por las campañas militares de los generales Roca a los ríos Rio Negro y Neuquén y Villegas en el cuadrilátero (1879 a 1884).

Este proceso de araucanización de nuestro territorio, fue posible según Savater, gracias al caballo que trajeron los españoles, que permitió a los indígenas cruzar la cordillera, formar los malones que venían desde Chile a robar y regresaban a sus tierras nativas arreando millares de cabezas de vacunos de nuestras pampas, tras matar a nuestros pobladores y raptar sus mujeres y niños (esto ocurrió desde el siglo XVIII y durante el siglo XIX). Algunos confunden la fecha de la entrada de estas malocas, con la del posterior asentamiento de estos aborígenes invasores en nuestro país.

Mejores guerreros y mucho más numerosos que nuestros aborígenes, araucanizaron nuestro mal llamado desierto, las tierras que corren al sur de los ríos Diamante, Quinto y Salado, desde el oeste al este, e impusieron su lengua mapu-dungu a nuestros Tehuelches que fueron vencidos por ellos y que además ya la hablaban por la necesidad de sostener sus relaciones comerciales.

Expulsados por las campañas al desierto del general Julio Argentino Roca en 1879 y del cuadrilátero, del Gral. Villegas, en 1882/1883, son muchos los indígenas procedentes de Chile que en las últimas décadas han ingresado nuevamente a esta tierra, a partir de mediados del siglo XX, invocando y pretendiendo actualmente derechos que no tienen y no les corresponden.

A principio del Siglo XX (ver Outes y Bruch: “Los aborígenes en la República Argentina”, publicado en 1910), no pasaban en nuestras provincias sureñas de algunos pocos centenares.

Pero Horacio Zapater explica en sus “Notas del Viaje por el País Araucano”, publicado en 1955, que empezaron nuevamente a cruzar nuestra frontera por el problema de falta de tierras en Chile, ya que en vez de disminuirse o extinguirse por las enfermedades del hombre blanco o el mestizaje, su cantidad, había aumentado considerablemente en el país vecino, a más de un millón de aborígenes y/o mestizos.

En un principio, aquí no hubo ningún problema en acogerlos. Pero hoy (tenemos alrededor de 130.000), son un verdadero problema. Sus improcedentes reclamos territoriales abundan en las áreas donde se producen explotaciones o exploraciones de hidrocarburos. Vaca Muerta, Añelo, el yacimiento de Loma Campana, Loma de La Lata, la zona de Catriel (Yacimiento Puesto Morales) etc., son ejemplo vivo de ello.

Pasa lo mismo en importantes centros veraniegos, como el cerro Belvedere (faldeo y barrio Epuflauquen), camping del balneario “Correntoso”, comanejo con el Parque Nahuel Huapí, Villa Pehuenia, etc.

Es evidente que no solo pretende el reconocimiento de un estado, que en nuestro país no les corresponde, sino que mientras tanto hacen con sus presiones y ocupaciones de tierras ajenas, excelentes negocios inmobiliarios y turísticos, y acapararan prestaciones de servicios. Además cobran peajes para entrar o pasar a lugares públicos.

Vale la pena finalmente dejar constancia que últimamente han llegado a inventar incluso una bandera que absurdamente se les ha permitido enarbolar en lugares públicos, como en la plaza de San Martín de los Andes, al lado de la de la patria, con la presencia de autoridades nacionales.

El absurdo mayor es que le cobran canon al mismo Estado, por el uso de tierras fiscales, como si fueran de ellos y no del Estado Argentino.

Los argentinos, en su inmensa mayoría desconocen el problema. Muchos erróneamente los creen “Pueblo Originario”. Es nuestra obligación como académicos aclarar el tema para no consentir derechos ni actos de fuerza, a quienes no tienen los primeros y recurren para suplirlos al ejercicio de la violencia, cuestionando nuestra soberanía, violando nuestra constitución, derechos adquiridos por terceros y nuestra organización tanto política como social.

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Próximas actividades:

7 de Octubre: a las 13 hs, en el tradicional encuentro semanal del Rotary Club Aires, disertará vía zoom, especialmente invitado, el Grl Raúl J Romero sobre el tema “1880-2020: A 140 años del primer gobierno del Grl Roca”. La misma será exclusivamente para socios de la Institución.

9 de Octubre: a las 19 hs, organizado por la Delegación Bariloche del Instituto Roca, el Historiador Eduardo Lazzari, dará una conferencia, vía Google Meet ,acerca de “Roca y la integración de la Patagonia al Estado Nacional”. El ingreso será libre a través de Google Meet  meet.google.com/dtg-gpvj-pmp

 

 

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